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Ahora Denuncio YO

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La multa que la Delegación del Gobierno impuso el pasado verano a “El Mudo” por “vociferar” no tenía ni pizca de gracia, pero la situación era tan cómica, que movía a risa. Hoy por hoy, el asunto refinería, aunque tenga su punto gracioso, ya no admite risas ni medias tintas.

La Delegación del Gobierno en Extremadura, en su cruzada por el mantenimiento del orden, la seguridad y la convivencia, sigue con la ristra de multas y expedientes. La última, para el piloto de la avioneta que sobrevoló el espacio aéreo emeritense durante la manifestación convocada por la Plataforma Ciudadana Refinería No, el pasado 1 de julio.

Nada importa que el vuelo estuviera autorizado y el espacio aéreo sin restringir. Nada importa que el piloto tuviera el correspondiente plan de vuelo y que lo hubiera confirmado por radio a la torre de control de Talavera la Real.

Nada importa la exquisita colaboración del piloto con la Guardia Civil. Al revés, fue el mismo helicóptero de la Benemérita quien se acercó en exceso a la avioneta creando un peligro innecesario.

Da igual que el piloto, a iniciativa propia, se ofreciera a marcharse del lugar si así se lo indicaba el agente de la autoridad. Y da igual que el agente le contestara que no era necesario, que era suficiente con que no entrara en el perímetro urbano y se quedara en las inmediaciones de la cuidad.

Y menos aún importa que el piloto, a instancias de la guardia civil para una inspección del aparato, tomara tierra en la base de Talavera y que se encontrara más sólo que la una, sin nadie esperando para inspeccionar el aparato. Supongo que si importará que todo esto esté grabado en una conversación entre el piloto multado, la torre de control de Talavera y el guardia civil del helicóptero. Aunque a estas alturas (y nunca mejor dicho) a saber qué tipo de grabación será esa y por qué despachos habrá pasado.

Cuando se trata de hacer ver a la ciudadanía que el malo de la película es la Plataforma Ciudadana Refinería No, y que sus miembros son unos salvajes que se dedican a volar en avionetas cuando les place, a gritar, agredir e insultar; cuando se trata de eso, se hila tan fina y burdamente como se pueda en la interpretación de las leyes y el caos está servido: cualquier cosa vale para que el invento cuadre.

En el Diario Hoy de 10 de febrero de 2006 se recogen los motivos de la acusación contra el piloto. El fundamento de la misma es tan peregrino que da vergüenza reproducirlo. En todo caso, los términos son los de casi siempre: “negativa, obstaculización, desórdenes...” Coplas.

Son, más o menos, los mismos motivos de acusación hacia los manifestantes en los plenos de Villafranca de los Barros. Ya saben, “vociferar”, lo que hacía “El Mudo”.

La asistencia y participación ciudadana en los plenos del Ayuntamiento de Villafranca durante el último año, seguramente sea el acto más intensamente democrático que haya tenido lugar en aquél consistorio. Baste decir que actualmente se está sacando número (como en la pescadería, pero con enchufe) para acceder a los plenos. Un sistema dudosamente constitucional y a todas luces criticable, máxime cuando se no se informa con la suficiente antelación. Un sistema que busca seleccionar a unos (afines al PSOE) y descartar a los demás.

Aún así, las manifestaciones de la Plataforma Ciudadana Refinería No son ejemplo de civismo y corrección. Y esto tiene tanto más valor en un contexto en el que la tergiversación de la realidad, la provocación, las multas, el acoso hacia sus miembros y el silencio de buena parte de los medios de comunicación son el pan de cada día.

No hace falta ser ningún superdotado para entender lo evidente. La persecución y espionaje de la Delegación del Gobierno hacia todos los actos de la Plataforma Ciudadana Refinería No, contrasta con la dejación de funciones y la clamorosa permisividad hacia los verdaderos infractores. Porque: ¿qué hay de las vueltas al pueblo en coches, con las ventanillas bajadas y medio cuerpo fuera (como en las películas de Torrente), los bocinazos, gritos e insultos de “los del si” la víspera de la visita de Ibarra?; ¿qué hay del personal y material del Ayuntamiento de Villafranca, utilizado para el surrealista mitín/reunión con bocadillos? ¿Qué hay del alcalde de Los Santos de Maimona y sus agresiones físicas hacia uno de sus convecinos? ¿Qué hay de los destrozos en vehículos de ciudadanos contrarios a la instalación de la refinería? ¿Qué hay de los policías de paisano que se infiltran y son reconocidos en las asambleas de la Plataforma? ¿Qué hay de los anónimos amenazantes de muerte que están recibiendo ciudadanos contrarios al proyecto de refinería? ¿Qué hay de los ruidos e interferencias que sienten en sus teléfonos miembros de la Plataforma Ciudadana Refinería No? ¿Por qué no denuncia todo esto la Delegación del Gobierno? Y hablando de denuncias. ¿Dónde están las denuncias a los ciudadanos de Villafranca por vociferar? ¿Han prescrito? ¿Quedan sobreseídas? Si es así, ¿cuál era el motivo para multar a todos esos ciudadanos, para multar ahora al piloto de la avioneta?

Tampoco hace falta ser ningún superdotado para responder todas esas preguntas. Lo que si hace falta es un poco de valentía para decirlo y más aún para publicarlo: la Delegación del Gobierno en Extremadura es, en la práctica, un órgano de represión al servicio del PSOE. Especialmente en lo que al asunto refinería concierne.

¿Qué se puede hacer con un aparato represor de este calibre? Muchas cosas, pero sólo una sensata: plantarle cara. El PSOE conoce muy bien la proverbial indolencia (en buena parte creada por ellos) del pueblo extremeño. No en vano, de ella se nutre y por eso la alimenta.

Pero una parte de la población extremeña ha dicho basta. Y ya no hay vuelta atrás. No se puede quedar uno tranquilo después de sufrir la humillación de verse obligado a declarar en un juicio como imputado sin haber hecho nada. Desde aquí, animo a todos los ofendidos a que sean ellos quienes denuncien las verdaderas agresiones a las que están siendo sometidos. Animo al Partido Popular a que airee todo esto aunque sólo sea por puro interés electoral (perfectamente legítimo, por otra parte). En este sentido, llama la atención que el PP no haga un mejor cesto con tan buenos mimbres: un Ibarra presuntamente (presunción que roza la evidencia) prevaricador; un Gallardo claramente contaminante, evasor fiscal con una cuenta bancaria en Amsterdam y machista en su política de contrataciones (¿qué dice la Asociación de Mujeres Progresistas al respecto?) y aún así beneficiado por la Junta de Extremadura; una Carmen Pereira facciosa y ejecutora y un Ramón Ropero que, al mínimo contacto, se tira en el área pidiendo penalti (ya veremos que dice el árbitro) y se calla como un zorro ante, por ejemplo, el corte de emisión de Tiempos de crisis, el programa decano de Radio Villafranca, presentado por Antonio Ortiz. El parentesco de Francisco Fuentes Gallardo (sobrino del empresario y secretario Regional del PSOE) con Alfonso Gallardo y la relación sentimental del primero con la delegada del gobierno Carmen Pereira no hacen sino poner un toque sentimental en una situación en la que los buenos sentimientos hace tiempo que están absolutamente abandonados. El interés de todo esto no es el mero cotilleo, ni mucho menos. Ibarra, su equipo pro refinería y cuantos se pliegan a ellos cual lacayos (politiquillos varios, sindicalistas, policías local y nacional, guardia civil...) hace tiempo que gobiernan para seguir gobernando, gobiernan para sí mismos y no les importan ni los modos ni lo que dejen por el camino.

Al final, y está muy bien que sea así, se trata de una cuestión puramente política, electoral. Legítimamente electoral. Y debemos hablar con claridad de política y políticos. Nuestros derechos no se acaban al depositar una papeleta en una urna.

El PSOE ha jugado todas sus cartas violenta e insensatamente y no deja de golpear. IU tiene una posición contraria al proyecto desde un principio y es absolutamente coherente con sus ideas (otro gallo cantaría si mantuviera esa coherencia en otros temas). Solamente el PP parece tener una actitud tibia, equidistante.

La situación no es para quedarse parado y mirar para otro lado. Son muchas familias las que se sienten rehenes del miedo, muchos los afectados personalmente (en su trabajo, en sus negocios, en su libertad, en suma)

Pero lo más grave es que el asunto de la refinería está destapando algo de mucho más calado: el despotismo y la planificación del mismo por parte del PSOE.

Cada uno sabrá lo que hace, pero las circunstancias invitan a todo menos al silencio.

Ya saben, aquello de “en las cosas de los señoritos, oír, ver y callar”

Las cosas de los señoritos no son de los señoritos. Las cosas de los señoritos son nuestras cosas. No os calléis.





Pedro López Pozo

(Miembro de la PLATAFORMA CIUDADANA "REFINERÍA NO"). Badajoz.

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