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Vuelta ciclista y REFINERÍA NO

Vuelta ciclista y REFINERÍA NO

 Tras salir de Córdoba, el pelotón entró en Extremadura por la Campiña Sur y recorrió localidades como Azuaga, Berlanga, Higuera de Llerena, Llera, Hinojosa del Valle, Ribera del Fresno y Villafranca de los Barros. En todas, el denominador común del gran ambiente y también muchas pancartas con la leyenda Refinería No .

  http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/noticia.asp?pkid=256614

Más de un año y medio: refinería no, ciudadano sí.
 REYES GONZÁLEZ es protavoz de la plataforma ciudadana Refinería No.
 

LAS VOLUNTADES SECUESTRADAS.

 

            Hay cosas que, a fuerza de ser habituales, por muy escandalosas que resulten se asumen como normales. En Extremadura es más frecuente de lo que debiera encontrarnos con casos en los que la voz de las personas y de las entidades está secuestrada por parte de las instituciones públicas; mediante sistemas de control basados en el miedo y la coacción y que, en lo que a su funcionamiento respecta, poco difieren de los utilizados por la mafia o por los sistemas totalitarios, se mantiene cautivo a un número ingente de voces para que silencien cuando se ha de imponer la voz oficial. Así, esta se escucha nítida y sin demasiadas interferencias, tendiendo a convertirse, además de en oficial, en única. Se trata de un sistema que precisa de muchos años y muchos esfuerzos para alcanzar una efectividad considerable pero que, cuando al fin se consolida, cuando al fin se logra llegar con los tentáculos públicos hasta el último rincón susceptible de tornarse contestatario, produce unos resultados indiscutibles.

 

Me estoy refiriendo al caso de esos miles de trabajadores que, por su condición de funcionarios dependientes de la Junta o de los ayuntamientos, prefieren pasar lo más desapercibidos posibles – y a todas luces protestar no es pasar desapercibido- para conservar su puesto, para sumar puntos en la casilla del haber o, sencillamente, para tener una existencia laboral sin sobresaltos. Y en una situación muy parecida, esos miles de ciudadanos que no osan arriesgar su posible futuro empleo público en dichas instituciones y para quienes la disyuntiva se presenta tan palmaria y elemental como elegir entre “discrepa y  vete a la cola del Sexpe” o “Calla y, posiblemente, te ganes un empleo público.”.  Y también me refiero a esos cientos de empresarios  que temen por el futuro de  esa subvención que aún está en el aire y que depende en gran medida de su docilidad o falta de ella, al igual que esta o aquella licencia, permiso o autorización tan crucial para su negocio. Y a esos medios de comunicación que ni quieren pensar en la posibilidad de poder perder los ingresos recibidos por la Junta – o por el gran empresario coaligado a esta-. Y a esos sindicatos que tampoco contemplan la posibilidad de prescindir de una parte de las ayudas públicas por el hecho – totalmente prescindible- de enfrentarse a las doctrinas oficiales. Y a esas cooperativas o corporaciones empresariales que ven que un porcentaje importante de las posibilidades de que sus proyectos futuros lleguen a buen puerto depende de lo que se decida en un despacho oficial, por lo que prefieren, evidentemente, no levantar la voz al político que se encuentra dentro. Y a todos esos cargos o futuros cargos políticos que saben que la lección número uno del manual “Como medrar en el partido” es jamás nadar contra corriente. Y a esos pequeños empresarios y comerciantes que prefieren contar entre sus clientes a las instituciones municipales y regionales aún a costa de su silencio, pues saben que un boicot de estas supondría un torpedo a la línea de flotabilidad de sus empresas. Y a todos esos extremeños, en fin, que ante la opción de ser libres y valientes, prefieren no serlo si con ello consiguen un fin tan legítimo como preservar o mejorar su status laboral o económico, por mas que la segunda opción suene menos épica que la primera.

Se trata de gestionar el miedo y las prebendas; de chantajes encubiertos y clientelismos; de forma subrepticia y sin aspavientos, sin hacer alardes. Pero también aplicando tajantemente y sin dejar resquicios, mediante la maquinaria del poder, unas leyes tácitas que todos conocen y casi nadie se salta. Se juega de forma inmoral con el futuro de los ciudadanos para perpetuarse en el poder; así de claro. Y quien diga que esto no es la tónica general en Extremadura, o acaba de aterrizar llegado de otro planeta y de esta tierra conoce sólo lo que aparece en los folletos o pertenece a la propia maquinaria y ha de negar tajantemente que ésta exista, evidentemente.

En mi pueblo lo resumen diciendo que “lo mejor es no señalarse”. También hay quien define la situación con el eterno “estoy (o zutano está) cogido por las gónadas”. “Todos tendréis algo que perder”, proclamaba a modo de bravata un relevante socialista local. “Se os va a caer el pelo”, que sentenciaba – o amenazaba- la gobernadora civil. “Sólo se quejan quienes tienen la vida resuelta” resumía brillantemente nuestro presidente de la Junta con el tono satisfecho de quien dice “¡Misión cumplida!”.

La situación es, desde el punto de vista del estado democrático de la sociedad, dramática pues, pese al tremendo déficit de libertad que sufrimos, todos – o casi todos- preferimos poner cara de póquer y perjurar si fuese necesario que aquí no pasa nada. Afortunadamente, el sistema, con todos sus defectos y vicios, pone en OFF la máquina un día a cada cuatro años. Y ese día, todos podemos escabullir ese control férreo que secuestra las voluntades y emitir un voto secreto que se diluirá entre el maremagno de decisiones de ciudadanos libres por un día. No obstante, un día a cada cuatro años es poco, muchísimo menos de lo necesario, para hacer frente a un sistema de control tan consistente y efectivo manejado por quienes poseen el poder político, mediático y económico – ahí es nada-. La única forma de puentear este sistema y de burlar sus mecanismos es recobrando las voluntades, a nivel individual y colectivo, ejerciendo la libertad con mayúsculas y perder el miedo, dando un puño en la mesa y demostrando que en la sociedad extremeña aún existe la pulsión de una ciudadanía que quiere sentirse viva. Hay que apelar a todos esos extremeños funcionarios, parados, trabajadores municipales, opositores, comerciantes, empresarios, periodistas, políticos,… para que se rebelen y hagan algo tan lícito y sano como ser consecuentes con sus conciencias, en voz alta, a plena luz del día y teniendo muy claro que nadie ha de reprocharles absolutamente nada por ello. No es tarea sencilla, pero tampoco lo es el permanecer por más tiempo inmersos en una democracia hueca, que provoca la sensación claustrofóbica de vivir donde los poderosos hacen del silencio de los ciudadanos su fortaleza y del pueblo amordazado su meta. No es fácil, pero sí posible.

Por si a alguien le sirve de ejemplo a seguir, en mi pueblo, Villafranca, donde siempre se ha dicho que  “lo mejor es no señalarse”, por fin, hemos decidido señalarnos. Y, sin duda alguna, con lo que algunos ya han dado en llamar el “espíritu de Villafranca”(*), saldrán ganando el estado de salud de la democracia en Extremadura y las cotas de libertad de los hombres y mujeres que en ella viven.

  (*): Por cierto: El surgimiento de un movimiento cívico como el “espíritu de Villafranca” no habría sido nunca posible sin la inestimable colaboración del señor Rodríguez Ibarra, del señor Alfonso Gallardo y de algunos políticos locales sencillamente insustituibles – en el sentido no literal de la palabra, evidentemente-.  

Manuel García González

Miembro de la Plataforma Ciudadana Refinería No

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