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El proyecto de la mayor refinería de la Península Ibérica peligra por falta de acuerdo con Lisboa

 LISBOA, 4 (de la corresponsal de EUROPA PRESS, Patricia Ferro)

La construcción de la refinería de petróleo de Sines, que pretende ser la
mayor de la Península Ibérica, con un presupuesto de 5.000 millones de
euros, podría estar en peligro, tras la retirada de uno de los principales
promotores, el norteamericano Thomas O''Malley, debido a los retrasos en las
negociaciones con el Estado y a las dificultades del portugués Patrick
Monteiro de Barros, el principal inversor, para lograr que el Ejecutivo
socialista le conceda las licencias de emisión de CO2.

La construcción de la refinería, que tiene un presupuesto de 5.000 millones
de euros y prevé procesar 250.000 barriles de crudo por día, fue anunciada
por el ministro de Economía, Manuel Pinho, y el empresario Monteiro de
Barros. Sin embargo, las cosas han cambiado, ya que el proyecto ha sido
reformulado, de "forma desequilibrada", según fuentes gubernamentales
citadas hoy por ''Diario Económico'', lo que implica un esfuerzo financiero
que el Estado no puede realizar, argumentan.

O''Malley justificó su salida del proyecto por los retrasos en las
negociaciones con el Gobierno, que se encuentran en "punto muerto", según el
citado rotativo, y por la dificultad de conseguir las licencias de emisión
de CO2. Sin embargo, el empresario aseguró que se retiró a título
individual, pero que no descarta la posibilidad, si el proyecto sigue
adelante, de participar en él a través de la refinería Petroplus, que
preside.

El primer problema que pone en peligro el futuro de Sines es que se decidió
construir una central de cogeneración con una capacidad muy superior a las
necesidades de autosuficiencia del proyecto, por lo que la capacidad que
sobra se inyectaría en la red, a precios subsidiados, en una zona que en
breve tendrá dos centrales de gas natural, pero no hay puntos de
interconexión con la red eléctrica nacional.

El segundo asunto pendiente es la modificación del proyecto en lo que se
refiere a la potencia, ya que al aumentarla hasta los 500 megavatios (MW) se
disparan las emisiones de CO2, que pasarían de los 2,5 millones de toneladas
previstas inicialmente hasta los cerca de seis millones de toneladas.
Monteiro de Barros pretende que el Estado cubra la totalidad de estas
emisiones con la atribución de licencias de dióxido de carbono. Cada
licencia supone una inversión anual de 125 millones de euros, por eso la
discusión también se centra en quién correrá con esos costes.

En caso de no conseguir las licencias del Estado, el empresario portugués
tendría que acudir al mercado, donde la tonelada de CO2 se comercializa a 25
euros, para adquirirlas. Esta última opción no sería sorprendente, ya que si
el Gobierno concede las licencias para la refinería de Sines, podría
provocar una situación de insuficiencia para el resto de la industria
nacional. En el Plan Nacional de Atribución de Licencias de Emisión (PNALE)
para 2005-2007 solamente existe una reserva de 2,8 mega toneladas para
distribuir en los nuevos proyectos industriales por orden de llegada.

Además, según las mismas fuentes gubernamentales, el empresario portugués,
que tiene una amplia experiencia en el sector petrolífero estadounidense,
pretende que los incentivos fiscales y financieros para este proyecto, que
fueron negociados en base a una inversión de 4.200 millones de euros, suban
en la misma proporción que ha aumentado la inversión, que ahora es de 5.000
millones de euros. Sin embargo, Monteiro de Barros dice que estas cifras no
son correctas, aunque se niega a dar otras.

 Artículo enviado por  Yu_Panky Jac

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