Blogueros sin cortapisas
No ganarse la vida con lo que se publica otorga a los blogueros una libertad que no tienen los periodistas y que, con frecuencia, se traduce en una mayor capacidad para experimentar con ideas
Blog de Antonio Lafuente. 3 de junio de 2006
http://weblogs.madrimasd.org/Tecnocidanos/
blogueros sin cortapisas
Una reciente sentencia de un tribunal californiano equipara los derechos de los periodistas y los blogueros, convirtiendo en legal lo que ya era real.
Los blogueros, los defensores de las libertades en Internet y, en general, quienes cuestionan las viejas formas de autoridad (asociadas a las corporaciones, los gremios, las academias o las facultades) están de enhorabuena. Un tribunal de última instancia de California acaba de dictaminar (lo supe por Pierre Chapaz, vía Libération) que el derecho a la protección de la confidencialidad de las fuentes, hasta ahora restringido a los periodistas, se amplia a los blogueros. No le falta razón a Reporteros sin Fronteras que ha calificado la sentencia de histórica “...porque concede una nueva legitimidad a los bloggers quienes, aunque carezcan de carné de prensa, ahora tienen un lugar en el mundo de la información”.
Los hecho se cuentan rápido. Hace diez años Apple interpuso una querella contra tres blogs por haber publicado informaciones confidenciales acerca de productos en fase de desarrollo. El querellante, Steve Jobs, quería conocer por la vía de la litigación la fuente de información utilizada, un chivatazo originado en la propia empresa. La primera sentencia fue favorable a Apple, pero los abogados de la Free Software Fondation (ver sus objetivos en español), una institución creada en 1990 por Richard Stallman para defender las ciberlibertades contra los abusos de las corporaciones y los estados) recurrieron la sentencia y han logrado hacer valer sus argumentos. En fín, que se hace legal lo que según las encuestas era real: los blogueros adquieren el estatuto de periodistas.
La decisión conecta con la problemática de la autoridad y la emergencia de los ciudadanos expertos. La autoridad (lo hemos tratado en otras ocasiones) ya no está necesariamente asociada a las profesiones y/o las instituciones. Para ser desarrollador en el mundo del software libre nadie exige un título (y menos un carnet). Tampoco se necesitan credenciales para ser autor en la Wikipedia. Y, como lo prueban los hechos, tanto los hackers (Linux gana por goleada) como los wikipedianos (Nature aprueba Wikipedia) han logrado crear en su ámbito de actividad los mejores productos existentes en el mercado. La mayoría de los blogueros no reciben nada a cambio. Su trabajo, como también sucede con los hackers y los wikipedianos se basa en la economía del don.
No ganarse la vida con lo que se publica otorga a los blogueros una libertad que no tienen los periodistas y que, con frecuencia, se traduce en una mayor capacidad para experimentar con ideas, mezclar géneros y asumir riesgos. Su capacidad de interacción también es mayor, pues los lectores (con frecuencia otros blogueros) pueden dejar comentarios públicos, recomendar enlaces y, lo más importante, conformar comunidades. Tampoco se puede decir que escriban por, digamos, amor al arte: lo más frecuente es que se tomen muy en serio su trabajo, que estén muy comprometidos con la realidad y, paradójicamente, que experimenten mucha ansiedad cuando llevan varios días sin postear.
La sentencia favorable al libre flujo de la información entre los media y hacia los lectores es un logro para todos. Pero sería injusto no reconocer que la victoria la logró la Free Software Foundation cuya movilización a favor de los derechos de los bloguers es bien conocida (ver FFF: Legal Guide for Bloggers, aquí vía derechos digitales en españo. Ver también las recomendaciones de José Luis Orihuela, vía La Coctelera).
El demandante pretendía que el juez le diera acceso a los archivos de correo electrónico para así poder descubrir el nombre de quien chivató los datos de Appel, pero el tribunal ha rechazado una petición que cuestionaba la privacidad de las comunicaciones por Internet. Hay motivos para sentirse satisfecho: “Además de ser -explica Keven Bankston, abogado de la FFF- una victoria de la libertad de expresión para todos los ciudadanos periodistas que emplean Internbet para distribuir noticias, la decisión de hoy es una profunda victoria de la privacidad electrónica para todos los que usan email”.
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