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Xenofobia a la extremeña

Xenofobia a la extremeña

Artículo de opinión de Fausto Lobato publicado en Extremaduraaldia sobre la siguiente noticia: 

Vecinos de Talayuela convocarán actos de protesta contra el centro cultural árabe
Han solicitado permiso para una concentración de rechazo:
 

Las culturas son como piezas de un rompecabezas que forman el mosaico de la humanidad. Rechazar unas piezas sobre valorando otras es una barbaridad que impide que la obra del puzzle del ser humano resalte con fuerza. Es verdad, que cuando las culturas se encuentran generan competencias desmedidas que, si no se está atento con un mínimo de inteligencia, acaban en guerras –casi tribales. Hoy, en occidente parece que hemos superando la xenofobia y el etnocentrismo del siglo dieciocho, aunque no es del todo así. Siempre hay por ahí algún resto de “neonacismo” que da al traste con cualquier ventaja intercultural. Esto de dominar unos sobre otros se nos da muy bien desde que se inventó el miedo a lo desconocido.

Lo que hace unos días ha ocurrido en Talayuela es inaudito, impropio de un pueblo donde los magrebíes han cambiado la zona, triplicando la población. Quizás sea por eso de que los “foráneos-forasteros” desde hace casi una generación vienen cambiando el paisaje social por lo que nos rebelamos. No nos gusta que nos saquen de nuestras “costumbres” habituales. En Talayuela, eso de tener una mezquita se hizo raro y hasta morbosamente atractivo, pero lo de tener un Centro Cultural donde, con dignidad, los –también españoles- de religión musulmana tuvieran formación daba miedo. ¿Miedo a qué o a quién?. No podemos dejarnos llevar por el susto mediático, a veces casi terrorista, para tomar decisiones en contra de los vecinos por que estos lleven chilabas o se pongan a orar en una alfombra de cara a La Meca. No podemos sufrir el síndrome Buhs pensando que estos magrebíes tienen que ser de Al Quaeda. Es como si a los occidentales en los países árabes nos confundieran con republicanos americanos. A veces sucede, bajo el dominio de la ignorancia o de intereses económicos bastardos.

Hace falta ser “ceporros” para ver brujas donde no las hay. Me niego a que en Extremadura, una región harta de ser emigrante, seamos xenófobos. Sí, me niego a ir en contra de lo que, si escarbamos en nuestros orígenes, pertenece a nuestras raíces. No hay que olvidar que el Al Andalus fue territorio musulmán en casi toda la península durante siete siglos, más de lo que llevamos sin serlo. Basta mirarnos al espejo para descubrir que muy normandos no somos y que en nuestro vocabulario mas del cincuenta por ciento es de origen árabe.

Me pregunto si tenemos que oponernos a que unas personas, con todo sus derechos adquiridos, construyan un centro cultural sospechando de ellos, como si fueran terroristas. ¿ Pero de qué vamos? Menos mal que la cordura se impondrá a los provincianismos ignorantes y partidistas, que a la postre no son mas que egoísmos. Ahora, se trata de ampararse en la ley de un Estado social de derechos donde las libertades y la igualdad deben estar aseguradas. Esto lo deben tener claro también los habitantes de esta subcultura.

Una nota curiosa a destacar es que en la manifestación, según parece había gitanos. Y estos vociferando más que nadie. . ¿ Qué hacían esas personas yendo en contra de otras por razones no muy claras? Estamos locos, una etnia que sufre persecución social por todos los sitios donde se encuentra y además con problemas de desestructuración familiar y de integración en la sociedad se pone de parte de actitudes xenófobas. El colmo.

Vivir en armonía es un ideal romántico, una utopía. Convivir es difícil y todo lo que se proponga para conseguirlo me parece maravilloso. Un centro cultural en Talayuela, que según sus promotores, es de puertas abiertas no puede ser peligroso y menos cuando esto nos puede ayudar a conocer al otro. Menuda tarea tienen los educadores y agentes sociales de la zona. Seguro que un poco de rabia y de vergüenza han debido sentir ante semejante manifestación en Talayuela. Me pregunto si no habrá algún interés económico-social detrás de toda esta alarma social. De todas formas, apostemos por la tolerancia y por el estado de derechos para superar “síndromes” que no nos convienen.

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