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ECOLOGISTAS EN ACCIÓN REVELA QUE NO EXISTE URGENCIA REAL PARA CONSTRUIR EL ATC Y QUE EL INICIO DEL PROYECTO COINCIDE CON EL HECHO DE QUE SON LOS EXPLOTADORES DE LAS NUCLEARES QUIENES PAGAN LA GESTIÓN DE LOS RESIDUOS.

ECOLOGISTAS EN ACCIÓN REVELA QUE NO EXISTE URGENCIA REAL PARA CONSTRUIR EL ATC Y QUE EL INICIO DEL PROYECTO COINCIDE CON EL HECHO DE QUE SON LOS EXPLOTADORES DE LAS NUCLEARES QUIENES PAGAN LA GESTIÓN DE LOS RESIDUOS.

12-9-2006  

En contra de lo revelado por ENRESA, no existe ninguna amenaza de sanción por parte de Francia si el combustible gastado de Vandellós I no vuelve a España antes de 2011. La cantidad diaria a pagar es la misma que se satisfizo cuando se enviaron a Francia los residuos de alta actividad de dicha central desde 1987. Las autoridades españolas pueden fijar su propio calendario de actuaciones sin presión externa alguna. 

El calendario de construcción del ATC viene fijado, según los responsables de ENRESA, por el calendario político de nuestro país y por el acuerdo firmado por ENRESA con la empresa francesa COGEMA, encargada de reprocesar y vitrificar el combustible gastado de la central nuclear de Vandellós I (Tarragona). Los representantes de ENRESA manifestaron la urgencia de construir el ATC basándose en la cantidad de unos 57.000 euros que habría que satisfacer diariamente a Francia si no empiezan a volver a España los residuos vitrificados de Vandellós I antes del 1 de enero de 2011.  

Sin embargo, esta cantidad, por elevada que parezca no es ningún tipo de sanción ni supone ningún apremio, puesto que es la misma que ENRESA vino pagando rutinariamente por la gestión de tales sustancias al menos entre 1987 y 1993. En efecto, en el Boletín de las Cortes Españolas de 2 de junio de 1997 se puede encontrar el “Informe de Fiscalización de ENRESA”, realizado por el Tribunal de Cuentas, y en su página 116 se puede leer textualmente, refiriéndose a las cantidades satisfechas por la gestión de los residuos de Vandellós I en Francia: “El total facturado desde 1987 a 1993, ambos inclusive, fue de unos 24500 millones de pesetas”. Si dividimos esta cantidad por el número de días contenidos en siete años obtenemos la cantidad de dinero de 9,58 millones de pesetas diarios que equivalen a 57.480 euros diarios. Esta cantidad es precisamente la que se reveló por ENRESA como la que se debía pagar diariamente a partir del uno de enero de 2011 si no regresaban los residuos de alta actividad de Vandellós I.

Aunque este monto económico es escandaloso, no es extraordinario puesto que no es más que lo que ENRESA ya satisfizo a finales de los 80 y primeros de los 90. Por tanto, en contra de lo que ENRESA ha revelado, el retraso en la repatriación de los residuos de Vandellós I más allá del 1 de enero de 2011 no supone ningún gasto extra ni impone ningún apremio al calendario español de gestión de los residuos de alta actividad. El calendario final depende, por tanto, de las decisiones que el Ministerio de Industria tome. Los motivos que ENRESA tenga para tomar la decisión sobre el emplazamiento del ATC no caben achacarse a ninguna constricción francesa.

La construcción del ATC en el tiempo más breve posible supondrá un ahorro para las arcas de ENRESA, puesto que siempre es más barato albergar los residuos en una instalación propia que pagar el alquiler en una francesa, y es también más barata una única instalación que varias distribuidas. Sin embargo, es llamativo que la decisión de construir el ATC se tome justo después de que ENRESA pase de financiarse con cargo al recibo de la luz a hacerlo con cargo a los propietarios de las centrales nucleares. Este cambio de financiación de ENRESA, que supone que sean los explotadores de las nucleares quienes paguen la gestión de sus residuos radiactivos, se produjo en abril de 2005 y es en 2006 cunado se acelera el proceso de construcción del ATC.

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