Carta al Sr. Vara, consejero de Sanidad y candidato por el PSOE a la Junta de Extremadura.
Desde que fue nombrado candidato a la Presidencia de la Junta de Extremadura, le sigo puntualmente mediante sus declaraciones a los medios, en esa línea de aprendizaje de la realidad cotidiana y de cercanía a la gente que ha iniciado en su periplo regional, con las que coincido en muchas ocasiones -como no puede ser de otro modo, contemplamos realidades similares. Por apuntarle una idea que me llamó la atención: ”Voy a insistirles a los ciudadanos que reclamen sus derechos pero que no olviden ejercitar sus deberes”. Ya veremos como la lleva a cabo. Su cuaderno lo tendrá repleto de notas, reflexiones propias y recabadas. Sin embargo, intuyo que no hay escrito un solo renglón de un problema que le planteo a continuación, tremendamente preocupante.
Me refiero al escaso caché democrático del que disfrutamos los ciudadanos extremeños apabullados por la presencia omnímoda de la Junta de Extremadura, en la actividad económica, social y empresarial y por ende en los propios ayuntamientos. Si a todo ello le sumamos la tendencia de los partidos políticos a ocupar el mayor espacio social posible, el cuadro resultante es poco alentador. Le pondré algún ejemplo:
Me dirijo a una trabajadora, en dependencias municipales, contrato de seis meses, con una hoja de firmas en la mano: ¿Estás a favor o en contra de la refinería? -le pregunto. “¿Yo voy a estar a favor de ese monstruo en esta tierra? ¿Y para que la queremos? Déjame la hoja que luego te la firmo y la recoges. Pero esto entre tú y yo que ya sabes como se las gasta la Junta”
Voy a una pequeña empresa y el dueño, antiguo conocido, me hace la inevitable pregunta de “qué, ¿ cómo va eso? Breve reseña. Me dice: ”Espere un momento que le voy a dar la tarjeta de un proveedor de Castellón que conoce muy bien la refinería que hay allí y le puede dar buena información”. Se dirige al sitio para recogerla, vuelve sin la tarjeta y me explica. ”Estoy pensando que si se la doy y se ponen en contacto con Vd. me pueden relacionar a mí con la Plataforma Ciudadana Refinería No y mi expediente de subvenciones que recibo de la Junta de Extremadura si está el primero lo ponen el último, como mínimo”
Conoce o habrá leído a Carlos Taibo. Extraordinario politólogo internacional, aceptó nuestra invitación para impartir una charla en nuestra ciudad. Tres días antes no teníamos local dónde celebrarla, a pesar de que lo pedimos con tiempo. El director de un centro nos dice que nos cedería el salón de actos previa consulta a la Dirección Provincial de Educación. La Caja de Almendralejo nos niega el salón nuevo-el aforo del viejo es insuficiente para el público que asiste a nuestras conferencias.
“¿Para qué te voy a decir que sí? Al momento me llamarán por teléfono para advertirme que cómo se me ocurre, y me voy a llevar un disgusto -me contesta otro director antirrefinero. Discúlpame”- me pide humildemente.
Repartimos por los centros de enseñanza una hoja informativa en la que aparecía día y hora del acto. En todos la admitieron amablemente excepto en el instituto “Carolina Coronado”. El director es concejal en el gobierno local.
Nos acogieron en el “Santiago Apóstol”.
Por esos días, se nos ocurrió la idea de dirigirnos a las madres que llevan o recogen a sus hijos, en los colegios ,a las cinco de la tarde,para explicarles nuestra postura. Me pongo al habla con la dirección de uno de ellos y me comenta que en principio está de acuerdo, pero que se lo consultaría al concejal de educación. Me subo por las paredes ante la respuesta del edil: ”No vamos a llevar la política a los colegios” Telefonazo al alcalde: ”El concejal se ha tomado unas atribuciones que no le corresponden”, asevera con tino.
¿Por qué no indaga sobre los “toques” que reciben los agricultores?
¿Sabe que nos responden algunos profesores universitarios pacenses cuando le pedimos algún tipo de colaboración? Que lo harían con mucho gusto pero que las represalias pueden afectar a su futuro docente”
¿Cree que es normal? En tiempos no muy lejanos, afortunadamente ya pasados, también ocurría. (1)
La más mínima decencia democrática exige,Sr. Vara, que el segundo proyecto más importante de Extremadura lo hubiera recogido el programa autonómico del Partido Socialista, Ustedes, la cúpula dirigente, (ni siquiera consultaron a las agrupaciones locales de los muchos pueblos afectados) no pueden colar de matute una industria que va a cambiar un modelo equilibrado de crecimiento que nos ha llevado a la comarca de “Tierra de Barros” a encabezar la riqueza extremeña.
Es absolutamente inadmisible que la salud de nuestros hijos y nietos se vea comprometida por persistir en la decisión errónea más grave tomada en los últimos veinticinco años en nuestra Comunidad. ¿Cómo vamos a confiar que conocen bien las implicaciones sociales, económicas, ambientales ,de salud de un proyecto de esta complejidad, cuando su compañero Rodríguez Ibarra soltó aquello : ”¿Dónde está el famoso cambio climático, ese que iba a venir y nunca llega? ”O las perlas que engarzaron D. Manuel Amigo: ”Enfermedades quiero yo, que médicos tenemos muchos, porque aunque traiga enfermedades tenemos médicos y hospitales de sobra para poder curarlas” y D. José Luis Quintana: ”La refinería contaminará menos que una granja de cochinos. Y nadie se escandaliza cuando se monta una granja de cochinos” O la suya, que es de record: “Como médico y Consejero de Sanidad, si yo tuviera la menor duda de que daña la salud, les puedo asegurar que pondría todas las pegas”. O esta otra de auténtica esquizofrenia: ”Yo tengo mi propia opinión personal al respecto... (Refiriéndose a la petroquímica, claro)
Convincente, esclarecedora y fina línea argumental que despeja las dudas de cualquier incrédulo.
Le escribo estas líneas con ruda franqueza, pero sin animosidad. Con mi reconocimiento al duro esfuerzo de los políticos honestos. Con la profunda convicción de que desde las instituciones se debe tratar con mimo una de las mayores riquezas de las sociedades occidentales: la libertad de expresión. Con la clara percepción de que desde el poder de las instituciones, en este asunto, se manipula y presiona al ciudadano. Con mi firme repulsa a las represalias tomadas contra alguien que opine diferente. Con el ferviente deseo para que su trabajo en la Asamblea de Extremadura nos aleje del peligro de convertir a nuestra tierra en una democracia cortijera.
Atentamente
(1)Esto que cuento y que cabe en media hoja, si le diéramos la palabra a los villafranqueses necesitarían el periódico entero.
Pedro Ramos Mogollón
Me refiero al escaso caché democrático del que disfrutamos los ciudadanos extremeños apabullados por la presencia omnímoda de la Junta de Extremadura, en la actividad económica, social y empresarial y por ende en los propios ayuntamientos. Si a todo ello le sumamos la tendencia de los partidos políticos a ocupar el mayor espacio social posible, el cuadro resultante es poco alentador. Le pondré algún ejemplo:
Me dirijo a una trabajadora, en dependencias municipales, contrato de seis meses, con una hoja de firmas en la mano: ¿Estás a favor o en contra de la refinería? -le pregunto. “¿Yo voy a estar a favor de ese monstruo en esta tierra? ¿Y para que la queremos? Déjame la hoja que luego te la firmo y la recoges. Pero esto entre tú y yo que ya sabes como se las gasta la Junta”
Voy a una pequeña empresa y el dueño, antiguo conocido, me hace la inevitable pregunta de “qué, ¿ cómo va eso? Breve reseña. Me dice: ”Espere un momento que le voy a dar la tarjeta de un proveedor de Castellón que conoce muy bien la refinería que hay allí y le puede dar buena información”. Se dirige al sitio para recogerla, vuelve sin la tarjeta y me explica. ”Estoy pensando que si se la doy y se ponen en contacto con Vd. me pueden relacionar a mí con la Plataforma Ciudadana Refinería No y mi expediente de subvenciones que recibo de la Junta de Extremadura si está el primero lo ponen el último, como mínimo”
Conoce o habrá leído a Carlos Taibo. Extraordinario politólogo internacional, aceptó nuestra invitación para impartir una charla en nuestra ciudad. Tres días antes no teníamos local dónde celebrarla, a pesar de que lo pedimos con tiempo. El director de un centro nos dice que nos cedería el salón de actos previa consulta a la Dirección Provincial de Educación. La Caja de Almendralejo nos niega el salón nuevo-el aforo del viejo es insuficiente para el público que asiste a nuestras conferencias.
“¿Para qué te voy a decir que sí? Al momento me llamarán por teléfono para advertirme que cómo se me ocurre, y me voy a llevar un disgusto -me contesta otro director antirrefinero. Discúlpame”- me pide humildemente.
Repartimos por los centros de enseñanza una hoja informativa en la que aparecía día y hora del acto. En todos la admitieron amablemente excepto en el instituto “Carolina Coronado”. El director es concejal en el gobierno local.
Nos acogieron en el “Santiago Apóstol”.
Por esos días, se nos ocurrió la idea de dirigirnos a las madres que llevan o recogen a sus hijos, en los colegios ,a las cinco de la tarde,para explicarles nuestra postura. Me pongo al habla con la dirección de uno de ellos y me comenta que en principio está de acuerdo, pero que se lo consultaría al concejal de educación. Me subo por las paredes ante la respuesta del edil: ”No vamos a llevar la política a los colegios” Telefonazo al alcalde: ”El concejal se ha tomado unas atribuciones que no le corresponden”, asevera con tino.
¿Por qué no indaga sobre los “toques” que reciben los agricultores?
¿Sabe que nos responden algunos profesores universitarios pacenses cuando le pedimos algún tipo de colaboración? Que lo harían con mucho gusto pero que las represalias pueden afectar a su futuro docente”
¿Cree que es normal? En tiempos no muy lejanos, afortunadamente ya pasados, también ocurría. (1)
La más mínima decencia democrática exige,Sr. Vara, que el segundo proyecto más importante de Extremadura lo hubiera recogido el programa autonómico del Partido Socialista, Ustedes, la cúpula dirigente, (ni siquiera consultaron a las agrupaciones locales de los muchos pueblos afectados) no pueden colar de matute una industria que va a cambiar un modelo equilibrado de crecimiento que nos ha llevado a la comarca de “Tierra de Barros” a encabezar la riqueza extremeña.
Es absolutamente inadmisible que la salud de nuestros hijos y nietos se vea comprometida por persistir en la decisión errónea más grave tomada en los últimos veinticinco años en nuestra Comunidad. ¿Cómo vamos a confiar que conocen bien las implicaciones sociales, económicas, ambientales ,de salud de un proyecto de esta complejidad, cuando su compañero Rodríguez Ibarra soltó aquello : ”¿Dónde está el famoso cambio climático, ese que iba a venir y nunca llega? ”O las perlas que engarzaron D. Manuel Amigo: ”Enfermedades quiero yo, que médicos tenemos muchos, porque aunque traiga enfermedades tenemos médicos y hospitales de sobra para poder curarlas” y D. José Luis Quintana: ”La refinería contaminará menos que una granja de cochinos. Y nadie se escandaliza cuando se monta una granja de cochinos” O la suya, que es de record: “Como médico y Consejero de Sanidad, si yo tuviera la menor duda de que daña la salud, les puedo asegurar que pondría todas las pegas”. O esta otra de auténtica esquizofrenia: ”Yo tengo mi propia opinión personal al respecto... (Refiriéndose a la petroquímica, claro)
Convincente, esclarecedora y fina línea argumental que despeja las dudas de cualquier incrédulo.
Le escribo estas líneas con ruda franqueza, pero sin animosidad. Con mi reconocimiento al duro esfuerzo de los políticos honestos. Con la profunda convicción de que desde las instituciones se debe tratar con mimo una de las mayores riquezas de las sociedades occidentales: la libertad de expresión. Con la clara percepción de que desde el poder de las instituciones, en este asunto, se manipula y presiona al ciudadano. Con mi firme repulsa a las represalias tomadas contra alguien que opine diferente. Con el ferviente deseo para que su trabajo en la Asamblea de Extremadura nos aleje del peligro de convertir a nuestra tierra en una democracia cortijera.
Atentamente
(1)Esto que cuento y que cabe en media hoja, si le diéramos la palabra a los villafranqueses necesitarían el periódico entero.
Pedro Ramos Mogollón
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